Tras 166 años, la India le reclama al Reino Unido una de las joyas de su corona

NUEVA DELHI — El gobierno de la India ha comenzado una campaña para recuperar un histórico diamante de 105,6 quilates que, o bien fue un regalo para la Reina Victoria de parte del marajá de Punjab en 1849 o fue robado por los británicos, dependiendo de quién cuente la historia.

Después de cierta indecisión, el ministro de Cultura de la India declaró la semana pasada que haría “todo lo necesario” para acordar la devolución del diamante Koh-i-Noor, actualmente en la Torre de Londres, donde se expone como pieza central de las joyas de la corona de la familia real británica.

Junto con los frisos, las esculturas del Partenón y otros objetos que Grecia ha reclamado al Reino Unido desde hace mucho tiempo, la propiedad del diamante ha sido un asunto polémico desde hace décadas.

Para muchos indios, Koh-i-Noor (o Montaña de Luz) es un símbolo del yugo colonial y de tres siglos de explotación que comenzaron con la Compañía Británica de las Indias Orientales a principios del siglo XVII; la conquista llegó a su máxima expresión con la inclusión de la India como colonia después de una rebelión en 1857 y finalizó con la independencia y división del país en 1947.

Fuera un regalo o no, los británicos sostienen que el diamante llegó a su poder después de la derrota de Punjab en las Guerras Anglo-Skih de la década de 1840 y se trasladó al Reino Unido en 1850. En 2010, el Primer Ministro David Cameron declaró que el diamante “se quedaría donde estaba”.

Sin embargo, los expertos indios afirman que la versión británica de la historia ha omitido algunos detalles.

El diamante se encontró en las minas de Golconda, en lo que ahora es el estado de Andhra Pradesh. Pasó primero por las manos de gobernantes mongoles, persas y afganos antes de llegar a Marajá Rajit Singh, el soberano del Reino de Skih en Punjab, que murió en 1839.

Su muerte condujo a una serie de problemas y, en 1843, su hijo de cinco años tomó posesión. Ante el vacío de poder, la Compañía de las Indias Orientales extendió rápidamente su control sobre lo que alguna vez fue un reino poderoso, y lo anexionó en 1849, después de obtener la victoria en la Segunda Guerra Anglo-Skih, según explicó Anita Anand, periodista y coautora de un libro sobre este diamante de próxima publicación. Anand cuenta que la joya fue entregada como parte del tratado que ponía fin a la guerra y que el niño rey firmó.

“Fue un abuso cínico, en una época de inestabilidad en el reino Skih”, explicó Anand por teléfono.

Está controversia quizá vaya más allá de la India. En Pakistán, un abogado presentó una petición en febrero ante el Tribunal Superior de Lahore, en el que argumenta que el diamante pertenecía al territorio que ahora es parte de Pakistán, así que el gobierno pakistaní debería solicitar su devolución.

El asunto salió a la luz la semana pasada gracias a un grupo de particulares que solicitó una orden de un juez para exigir al gobierno de la India que pidiera la devolución del diamante. El procurador general de India, Rajit Kumar, opinó primero contra esta petición; aseguró que la gema era un regalo y que el gobierno no tenía razones para pedir su devolución. Esto desató un escándalo en las redes sociales y molestó a algunos jueces.

“Nosotros no colonizamos ningún país ni saqueamos sus pertenencias”, declaró el juez presidente T.S. Thakur, según el periódico de Calcuta The Telegraph. “¿Qué les preocupa?”. Después de eso, el gobierno parece haber cambiado de opinión.

Algunos locutores indios opinaron que el asunto era una distracción política. “Dejémoslo donde está; es un brillante ejemplo de nuestra magnanimidad”, escribió en Twitter el político y escritor Pritish Nandy, quien opinó sobre la denuncia “que no valía la pena darle seguimiento”.

Shekhar Gupta, columnista del periódico The Business Standard, publicó en Twitter que el caso era un “recordatorio para que el Tribunal Supremo sea selectivo con lo que merece atención”.

La mayoría de los analistas opina que hay pocas probabilidades de que los británicos renuncien a Koh-i-Noor, incrustado en una corona que se confeccionó en 1937, y que fue usada por última vez por la Reina Madre, fallecida en 2002 a los 101 años. Camerón explicó durante una visita en 2010 a India que, si una petición como esta era atendida, “de repente te encuentras con que los museos británicos estarían vacíos”.

Sin embargo, el Ministro de Cultura de India expresó que esperaba una “solución amistosa, con la cual India recupere una valiosa pieza de arte”.