La inflación de agosto fue de 7% y alcanzó en términos interanuales el 78,5%, informó ayer el Indec. En los primeros ocho meses del año, de esta manera, la suba de precios trepó hasta 56,4 por ciento.
De esta forma, el índice inflacionario registró una leve desaceleración respecto al récord mensual de 7,4% que había registrado en julio, que configuró el número más alto en 20 años. De la misma manera, la inflación acumulada en los últimos doce meses tocó su punto más alto en poco más de 30 años.
Así, además, el IPC de agosto superó otro pico que había tocado el índice de precios al consumidor este mismo año, cuando alcanzó el 6,7% en marzo como consecuencia de la escalada de precios internacional que impactó en los valores de bienes y productos locales.
La tendencia de desaceleración de la inflación solo se prolongó durante dos meses, en abril (6%) y mayo (5,1%), pero revirtió la tendencia en junio con un 5,3 por ciento. Ya para julio y agosto, los números de inflación estuvieron fuertemente influenciados por el descalabro cambiario que le siguió a la renuncia de Martín Guzmán en el Ministerio de Economía y que llevó a los dólares paralelos a cotizaciones que orillaron los $350 durante el interinato de Silvina Batakis en el Palacio de Hacienda.
Sergio Massa planteó en su primer paquete de medidas algunas decisiones de política monetaria y fiscal para enfrentar la aceleración de precios. En ese sentido se leen el corte en la emisión monetaria desde el Banco Central para asistir al Tesoro, y un ajuste y fuerte control de la ejecución presupuestaria para mantener a raya el gasto público en lo que queda del 2022 y poder cumplir con la meta de reducción de déficit acordada con el Fondo Monetario.
Otra pata de ese plan es el de convalidar un marcado ajuste en las tasas de interés tanto del Banco Central como de la Secretaría de Finanzas a través de los bonos que ofrece a los inversores para conseguir financiamiento en pesos.
Este jueves el Bcra reunirá a su directorio y se debatirá un nuevo reajuste del interés de la tasa de política monetaria y del piso de rendimiento de los plazos fijos para los ahorristas. Se espera que ese movimiento de tasas lleve el interés efectivo anual a un terreno cercano al 100 por ciento, en línea con algunas de las expectativas del sector privado. El viernes será el turno de Finanzas con una nueva colocación de deuda en moneda local. Otro elemento crítico: según el mercado, la expectativa de que la situación mejore el año próximo es leve, ya que las estimaciones para 2023 vienen con fuertes “remarcaciones” y ya se ubica en promedio en 84,1%, según el REM, con consultoras que se estiran hasta 113,6 por ciento.