para promover la responsabilidad ambiental de la población y evitar colocarnos en situaciones individuales o colectivas de vulnerabilidad. Esta conmemoración se instituye en honor a los siete habitantes de la ciudad de Avellaneda, cuatro de ellos miembros de la familia Guim, que fallecieron en 1993, pocas horas después de inhalar el gas cianhídrico, que escapó por una de las coladeras de su casa, producto del estancamiento y mezcla de ácido sulfúrico y sales de cianuro que a lo largo de ese día algunos vecinos vertieron, como residuos industriales, al desagüe de esa región del Gran Buenos Aires.
Tres años más tarde, en 1996, el país sudamericano llevó esa fecha a ministerio de ley para convocar a sus ciudadanos a crear conciencia sobre la responsabilidad que debemos tener sobre actos que nos pueden colocar frente a situaciones de emergencia de consecuencias fatales.
Para prevenir situaciones como la de Avellaneda, en México contamos con el Inventario Nacional de Sustancias Químicas que, en 2015 actualizó el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc) con un sistema de consultas de 5 852 sustancias que se comercializan, producen e importan, útil para que conozcamos las características de persistencia (P), bioacumulación (B) y toxicidad (T) en organismos acuáticos en cada uno de ellos. Sin embargo, debemos ser conscientes de que uno de los aspectos que más deteriora la naturaleza es la deforestación, la contaminación del aire y del agua y el calentamiento global, que son consecuencia del estilo de vida que impera en nuestra sociedad
El reconocimiento, valoración y uso adecuado de los recursos naturales, el agua entre los principales, son algunos de los aspectos relevantes a considerar para el fomento de una conciencia ambiental mediante la producción y aplicación de esquemas de educación ambiental que promuevan el reciclaje y la reutilización de materiales de embalaje, por ejemplo, así como hábitos de consumo ambiental responsable.
Hoy en día, nos recuerda la Semarnat, la pandemia ocasionada por la ruptura del equilibrio entre las vidas silvestre y urbana, así como el calentamiento global, arengan por todos los medios el despertar de la conciencia ambiental y abogan por el respeto a los ecosistemas y la biodiversidad, y la Organización Mundial de la Salud nos recomienda “Pensar globalmente, actuar localmente” para enfrentar el problema ambiental que daña la salud humana.