Pasadas las cuatro de la mañana de este viernes, el Gobierno Nacional, el sindicato de neumáticos y las empresas anunciaron un acuerdo para destrabar el conflicto que provocó el freno total de la producción en el sector automotriz. Luego de más de 14 horas de reunión en el Ministerio de Trabajo, las partes resolvieron un ajuste del 16% para el quinto tramo de la revisión salarial 2021/2022, totalizando de este modo un 66% de incremento salarial en ese período paritario.
La problemática en el sector data desde hace cinco meses y se volvió crítico en los últimos días cuando Bridgestone, Fate y Pirelli decidieron cortar la producción. Finalmente, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni y los referentes de SUTNA lograron alcanzar un acta acuerdo -que ya tiene el aval de las compañías-.
“Encabezada por el ministro Moroni, y luego de un amplio intercambio de opiniones, audiencias y reuniones, ambas partes han arribado en la sede central de la cartera laboral y con la presencia del Secretario de Trabajo, Marcelo Bellotti y la Directora Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, Gabriela Marcello por el ministerio, y el representante sindical del SUTNA, Alejandro Crespo, y representantes de las empresas, al siguiente acuerdo que garantiza la paz social y permite que el personal retome la prestación de servicios en sus lugares de trabajo habitual”, anunció esta madrugada el Poder Ejecutivo.
Además de alcanzar un 66% de incremento salarial para este año, se firmó que “para el período paritario 2022/2023, se establece un incremento salarial para la paritaria que se inicia el 01/07/2022 que se compone del siguiente esquema”:
A) 25 % de incremento a partir del 01/07/2022.
B) 16 % de incremento a partir del 01/10/2022.
C) 10 % de incremento a partir del 01/12/2022.
D) 12 % de incremento a partir del 01/02/2023.
E) 10 % de incremento a partir del 01/07/2023, integrando la base de cálculo de la paritaria 2023/2024 sobre el salario de julio 2022.
En tanto, “como gratificación extraordinaria por única vez” las empresas abonarán a cada trabajador una suma bruta de $ 100.000.
En el acta firmada por las partes se comprometieron “a mantener el poder adquisitivo de los salarios del sector” y “la paz social absteniéndose de llevar adelante cualquier tipo de medida que pudiera afectar de cualquier forma la producción en cualquiera de los establecimientos de las respectivas empresas”.
El encuentro entre el gremio y la patronal en la sede de Alem empezó el miércoles, pasó a un cuarto intermedio, y fue retomado el jueves a las 13 con el jefe de Sutna, Alejandro Crespo, los titulares de las compañías, y Moroni, en un clima de creciente tensión.
Toda la jornada de ayer transcurrió bajo un celoso hermetismo, mientras los trabajadores de la industria rodeaban el ministerio con bombos y banderas para respaldar a sus representantes y las medidas de fuerza, con apoyo de los partidos de izquierda y agrupaciones sociales críticas del Gobierno.
Desde el mediodía, en paralelo, Alberto Fernández seguía las negociaciones a través de su ministro, uno de los más cercanos del Gabinete, que se encuentra desde hace largos meses en la mira del kirchnerismo. Primero monitoreó los avances de los diálogos desde la Casa Rosada, y luego, entrada la madrugada, desde Olivos.
Más temprano, el primer mandatario se había reunido con el titular de Camioneros y uno de los líderes de la CGT, Pablo Moyano, que se ofreció para intervenir en el diálogo con Crespo.
También el titular de Economía, Sergio Massa, se mantuvo al tanto de los tensos diálogos, en comunicación con el Presidente y con Moroni, pero con la debida distancia. Sobre todo porque el martes, después de reunirse con las partes -en un cónclave mucho más breve que el de ayer-, rompió el diálogo cuando salió a cuestionar con mucha dureza al gremio por forzar el freno de la producción y “poner en riesgo 150 mil empleos”. En esa declaración, Massa rompió la puentes, al menos con Hacienda, cuando amenazó con habilitar la importación de neumáticos. Las declaraciones del ministro generaron una fuerte reacción adversa de Crespo, que apoyado por las bases, le señaló lo irracional del planteo, y le dijo públicamente que mucho más convendría que funcionara la paritaria, donde exigen ganarle a la inflación, proyectada en un 90 por ciento para 2022 y un 60 en 2023.
El largo encuentro de ayer tuvo distintas instancias. Empezó en las primeras horas de la tarde con los más altos funcionarios de Trabajo, las empresas y los trabajadores. Y alrededor de las cinco, continuó con un diálogo a solas entre Moroni, su secretario de Trabajo, Marcelo Bellotti; y la directora nacional de Relaciones Laborales, Gabriela Marcelló, para ultimar los detalles de la propuesta final, luego de obtener el visto bueno de la parte empresarios. En otros salones esperaban, por separado, como es habitual, Crespo y los empresarios.
El encuentro en privado de Moroni y sus colaboradores más cercanos se prolongó por más de cuatro horas, entre llamados cruzados con el Presidente. Y hacia la medianoche, Moroni recibió a Crespo a solas para acercarle la letra fina del acuerdo. Finalmente la firma se logró pasadas las cuatro de la mañana del viernes.
El último pedido que envió la Casa Rosada a Trabajo fue que cerraran ayer mismo un acuerdo, para poder darlo a conocer, a más tardar, el viernes por la mañana, y evitar una escalada aún mayor en la tensión. En la negociación se juagaban la continuidad de la producción en una industria central para la economía y el ingreso de dólares a un Banco Central desabastecido en la crisis de divisas. Pero también la capacidad de acción del Presidente, que desde el martes se involucró directamente en la resolución del conflicto; y la propia continuidad de Moroni, su ministro y amigo de muy bajo perfil, que es apuntado por el kirchnerismo desde el año pasado y que hoy se encuentra, más que nunca, en la mira de Cristina Kirchner, la vicepresidenta y dirigente más fuerte del Frente de Todos, que sigue disconforme con la gestión en la esfera laboral.