Hace poco más de dos meses falleció su padre, Claudio Caputo, ex presidente del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. Aquel día, Santiago tenía previsto encontrarse con Javier Milei, pero tuvo que cancelar y le avisó por Whatsapp.
Santiago Caputo: Hola, Javier, no voy a poder ir, porque acaba de fallecer mi viejo.
Javier Milei: ¿Dónde estás?
Caputo: Estoy en casa con mi familia.
Milei: Voy para allá.
La relación entre Caputo y Milei comenzó a través del candidato liberal a jefe de Gobierno porteño Ramiro Marra, que lo conoce desde su adolescencia en el barrio de Belgrano, cuando ambos compartían los recreos en el colegio Manuel Belgrano. Caputo es dos años más chico que Marra, pero se llevaban bien. Marra le tiene tanto cariño que fue uno de los primeros en echar a correr el rumor de que Milei había reemplazado al consultor Mario Russo por Caputo, pero lo cierto es este no está trabajando formalmente en el equipo de campaña, sino que es amigo personal del candidato. Claro que tiene una ventaja sobre otros amigos de Milei: al ser consultor político, discuten cuestiones de opinión pública y ánimos sociales que podrían convertirse en un insumo para la campaña del líder de La Libertad Avanza. Es una voz que el candidato escucha con atención. Trabaron una amistad tan fuerte que es uno de los pocos privilegiados que fue invitado porMilei a cenar a su casa para conocer a Fátima Flores, su flamante pareja.
Vida. A los 14 años Caputo dejó el colegio Manuel Belgrano, para continuar en el Esquiú, también ubicado en Belgrano. A los 16 lo tuvieron que cambiar otra vez, por problemas de conducta y de rendimiento estudiantil: se había llevado todas las materias de cuarto año, por lo que sus padres decidieron que rindiese libre cuarto y quinto, para poder terminar el secundario a tiempo.
De sus años en el Manuel Belgrano también le quedó la amistad con Eugenio Casielles, el legislador porteño que busca renovar su banca y hasta conseguir la vicepresidencia del cuerpo. Entre Marra, Casielles y Caputo forman la influyente banda del Belgrano en el armado libertario.
En su etapa universitaria, Caputo estudió tres años de Ingeniería en informática en la Universidad de la Defensa Nacional, porque le atraía la posibilidad de ingresar a la AFI para fabricar tecnología para hacer inteligencia, pero un día conoció un espía que le contó la rutina de su trabajo y se dio cuenta que no era tan romántico como lo había imaginado, por lo que decidió cambiar el rumbo y estudiar Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires.
Por medio de amigos y conocidos llegó a Jaime Durán Barba y comenzó a trabajar en los equipos del ecuatoriano, donde conoció a Santiago Nieto y Roberto Zapata, los dos socios más célebres del gurú del PRO, especialistas en opinión pública. El ritmo de trabajo era tan intenso y apasionante que decidió abandonar la carrera a cuatro materias de recibirse para dedicarse de lleno a la consultoría política. En los últimos años asesoró candidatos y empresas en Chile, Uruguay, Paraguay y El Salvador.
Caputo duerme poco, fuma mucho y le gustan las motos. El 18 de diciembre del 2021 tuvo un accidente en plena Avenida Del Libertador con un auto al que chocó de frente y salió despedido por el aire. Se fracturó el brazo izquierdo y la clavícula derecha en ocho partes, por lo que tuvo que pasar las fiestas de aquel año totalmente enyesado. Le dieron de comer en la boca y tomaba agua con un sorbete.
Otra particularidad de Caputo es que tiene el cuerpo cubierto de tatuajes rusos, que sacó de un libro que le regaló un amigo y que lo marcó para toda la vida (literal). El libro se llama “Russian Criminal Tattoo Encyclopaedia” y viene dividido en tres tomos de colores rojo, azul y violeta. Está basado en cientas de fotos de presos de la mafia rusa con la explicación de cada tatuaje. En su brazo derecho, por ejemplo, tiene tatuada en ruso una proclama anticomunista y también otros dibujos que representan un estatus en aquella organización criminal, algo que podría traerle problemas si visita Moscú.
Un día, un ruso al que se encontró en la calle vio sus tatuajes y le preguntó si sabía lo que significaban, él le dijo que sí y le dejó mirar algunos en detalle. El ruso, llamado Dimitri, no podía creer que había un argentino con esas marcas en la piel.
Familia. Cómo los tatuajes son su fetiche, hasta se hizo el escudo de la familia Caputo. Tiene poca relación con sus tíos Nicolás y “Toto”. El primero es el “hermano del alma” de Mauricio Macri y el segundo, su ex ministro de Finanzas. Santiago, el sobrino, hasta es crítico del gobierno de Cambiemos, del que sostiene, en sus diálogos con Milei, que no supo cumplir con la promesa de cambio con la que habían llegado al poder.
Ahora secunda a su amigo, de quien cree que, si gana, tendrá una presidencia histórica, la cual debería tomar las medidas más fuertes en los primeros tres meses porque después ya será tarde. De eso le habla en la intimidad. Y está dispuesto a ayudarlo.