A tres días de la asunción presidencial del próximo domingo, Javier Milei y sus equipos sostendrán el ritmo frenético de reuniones que iniciaron el lunes para terminar de armar el Gobierno, el plan económico y la ley ómnibus que planean enviar al Congreso en sesiones extraordinarias. Preocupados por las filtraciones, el presidente ordenó mantener mantener bajo estricto secreto los detalles.
A tres días de la toma de mando, no trascendió letra oficial del programa con el que buscará “cambiar a la Argentina para siempre”, mientras que todos los funcionarios, atentos a evitar señalamientos desde la cúpula, se llaman a silencio. La letra fina, dejaron saber en su entorno, se conocerá sólo a partir del 11 de diciembre, una vez que Javier Milei haya asumido.
Ayer el mandatario electo pasó la mayor parte del día en el hotel Libertador, excepto por el breve paréntesis entre las 18 y las 18.30, cuando se desplazó al edificio Chacofi II de Retiro donde funciona desde el lunes el improvisado “búnker de gobierno” y conviven, en distintas oficinas del piso 20, los futuros ministros o sus segundas líneas. Llegó en una camioneta negra, casi sin custodios y muy atento a evitar las cámaras y los micrófonos. Ingresó por el estacionamiento a bordo del vehículo; y al bajarse prácticamente corrió los pocos metros del hall que lo separaban desde la puerta de entrada hasta los ascensores para evitar a la prensa.
Si bien la visita fue corta, la actividad del futuro gobierno se concentró durante toda la tarde en la vistosa torre, a metros del Hotel Four Seasons y del Patio Bullrich, donde pasaron largas horas los referentes libertarios más importantes, tanto del ámbito político como económico. Estuvieron el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse; el ministro del Interior, Guillermo Francos, junto a su vice, Lisandro Catalán; la futura titulares de Seguridad y de Defensa, Patricia Bullrich; y el asesor comunicacional, Santiago Caputo.
También el portavoz, Manuel Adorni, uno de los únicos que habló con la prensa, aunque sin dar precisiones. “Lo que haya que comunicar se dirá a través de la Oficina del Presidente Electo, ese es el mecanismo elegido”, advirtió, en referencia a la cuenta “OPEP”, creada en X después de las elecciones. Acababa de regresar al lugar después de encontrarse con su predecesora, Gabriela Cerruti, la vocera de Alberto Fernández, que lo esperaba en la Casa Rosada para iniciar la transición.
Además de los popes políticos, ingresaron por las puertas de vidrio giratorias algunos asesores con llegada directa al líder con roles poco específicos y cuyo destino en el organigrama nacional aún se desconoce. Por ejemplo, Fernando Cerimedo, especialista en temas tecnológicos de LLA, que en los últimos días se encargó de la conexión con el CEO de X, Elon Musk. De hecho, la “amena” llamada que mantuvo ayer Milei durante 20 minutos con el poderoso empresario multinacional fue uno de los pocos datos concretos peso que trascendieron ayer desde las trajinadas oficinas libertarias, donde se esperanzan con la posibilidad incierta de que Musk viaje al país para la asunción del domingo.
Ayer también se definió que el titular del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Carlos Alberto Soratti, continúe al frente del organismo, después de las fuertes polémicas que generaron las declaraciones de Milei durante la campaña sobre la venta de órganos. Y se confirmó que la colaboradora en el ámbito privado de Santiago Caputo, Belén Stettler, será la Secretaria de Comunicación; que Daniel Tillard y Darío Wasserman serán Presidente y Vicepresidente del Banco Nación; y que el jefe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) siga bajo el mando del massista Marco Lavagna.
Además de los aspectos técnicos del Gabinete, los nombramientos, los planes para cada uno y el armado de la ley ómnibus, buena parte del foco de la jornada en el piso 20 de la torre de Av. del Libertador y Cerrito estuvo concentrado en el aspecto económico. Así, coincidieron allí el futuro titular de Hacienda, Luis “Toto” Caputo, su designado para el Banco Central, Santiago Bausili; el posible secretario de Política Económica, Pablo Quirno; el ministro de Agricultura, Fernando Vilela, y el asesor Martín Vauthier, que en principio no ocuparía ningún rol oficial.
Varios de ellos, además del plan económico, están ocupados de colaborar con la redacción de la iniciativa parlamentaria, que incluiría temas variados, desde un nuevo mecanismo de blanqueo de capitales; recortes en el Estado, por ejemplo, con la reducción de los choferes; una reforma laboral inspirada, como viene avisando Milei, en el modelo de la Unión de Obreros de la Construcción (UOCRA); la eliminación de la SIRA y medidas orientadas a eliminar los controles de precios.
Las reuniones de ayer se enfocaron estrictamente sobre el Gabinete y el programa económico, a diferencia del día previo, cuando Milei había dedicado tiempo y esfuerzos a encontrarse con sus referentes parlamentarios, como el futuro presidente de la Cámara baja Martín Menem; y a sus aliados, como Damián Arabia, de Pro, y José Luis Espert, de Avanza Libertad, para definir la estrategia para reunir consensos en el adverso Congreso en Extraordinarias.
El discurso de Milei también es un misterio. Sólo se sabe que probablemente no le hable a la Asamblea Legislativa, sino a los seguidores que vayan a acompañarlo a la ceremonia de asunción, desde las escalinatas del Congreso. “Siempre prefirió hablarle a la gente en lugar de hablarle a la política, tiene sentido”, dijo un referente de la órbita presidencial poco después de que el mandatario electo regresara al hotel Libertador.
Ayer, a la salida de los múltiples encuentros donde se definen los primeros pasos del próximo gobierno todos los futuros funcionarios, casi sin excepción, evitaban hablar. En cambio, repetían una fórmula: “Se están llevando a cabo buenas reuniones con los equipos técnicos”.