Un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA) expuso esta semana el preocupante incremento en los índices de pobreza e indigencia en el país durante los primeros tres meses de 2024. Según el informe del Observatorio de la Deuda Social, en enero, febrero y marzo la pobreza trepó al 55,5%, afectando a casi 25.000.000 de personas que no pueden cubrir la canasta básica total.
Los datos dan cuenta de un incremento del 10% en comparación con el cierre de 2023. En cuanto a la indigencia, el semblanteo deja al descubierto un aumento más que importante, pasando del 9,6% al 17,5%, lo que equivale a 7,8 millones de personas subsisten en situación de pobreza extrema en la nación.
Entre las tantas aristas desde las que ese informe grafica el paupérrimo presente del país hay una que realmente sacude: el 32,2 % de los chicos no puede acceder a alimentos suficientes y de calidad para cubrir sus requerimientos nutricionales y el 13,9 % experimentó situaciones de hambre por falta de comida en los últimos 12 meses.
El déficit educativo es otro aspecto crítico. En el relevamiento, se menciona que el 23% de los niños de 3 a 5 años no asiste a establecimientos educativos formales, el 9,1% de los niños y adolescentes de 6 a 12 años asiste con sobreedad a la escuela primaria y el 35,3% de los jóvenes de 18 a 29 años no terminó la secundaria. Estos datos, muy significativos, reflejan el impacto negativo de la pobreza en la educación con sus consecuencias a futuro.
Asistencia
El informe manifiesta también que el 42,6% de los niños viven en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentaria. Además, el 50% de los menores asiste a comedores escolares, el 36,7 por ciento recibe cajas o bolsones de alimentos de comedores y el 11,1 por ciento de comedores no escolares.
En cuanto a la mortalidad infantil, el estudio señala que, aunque se registraron mejoras generales en las últimas décadas, persisten importantes disparidades entre provincias con los niveles más altos de mortalidad infantil correlacionándose con los mayores índices de indigencia.
Menos obras públicas, más desocupados
La recesión está teniendo un impacto muy fuerte sobre el empleo en algunos rubros claves de la actividad económica, como la construcción, con caída en los puestos laborales. De acuerdo con datos del INDEC del primer cuatrimestre del año, ya se perdieron 52.400 puestos de trabajo registrados en la construcción, que ya lleva ocho meses consecutivos.
En noviembre la construcción ocupaba 444.000 puestos laborales formales, mientras que en abril se redujeron a 391.640. De esta forma, el empleo en ese estratégico sector cayó casi 12%.
De acuerdo con especialistas del sector, además se habría perdido una cantidad similar de puestos laborales entre el personal no registrado, que suele ser alto en esa actividad, en lo que corresponde a tareas puntuales de refacciones e instalaciones.
La construcción es el sector industrial que más cayó durante este gobierno, en especial por la decisión de poner un freno total a la obra pública para tratar de equilibrar las cuentas fiscales. En abril último la actividad de la construcción cayó 37,2%, según el INDEC. No obstante, hubo una leve recuperación respecto de marzo, que enciende alguna luz de esperanza de que la recesión esté un paso más cerca de encontrar su piso.