El ministro Luis Caputo participará de la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, en donde se cruzará con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, luego de su primer incumplimiento de una de las metas: la de acumulación de reservas del tercer trimestre. En plena primaverita financiera, Caputo podrá mostrar la mejora en los indicadores financieros y la desinflación. Pero, además del escenario de persistente recesión, el Gobierno se enfrenta a la falta de divisas, con unas reservas netas en un negativo de más de USD6.000 millones. En septiembre, las importaciones dieron un salto, mientras que el Gobierno bajó aranceles y acortó plazos para acceder a divisas, en pleno atraso cambiario.
Entre este lunes y el próximo sábado, en Washington, el FMI y el Banco Mundial celebrarán su cumbre anual. Formarán parte de la cita Caputo y el presidente del BCRA, Santiago Bausili, junto con el viceministro de Economía, José Luis Daza, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. Además de reuniones cara a cara con actores del universo financiero, los funcionarios, se espera, mantendrán un encuentro con el Fondo. Todavía sin un nuevo acuerdo a la vista, ya con el programa de facilidades extendidas terminado (aún faltan las dos últimas revisiones oficiales pero el período a fiscalizar finiquitó), ambas partes buscarán comenzar a cerrar las condiciones.
Las últimas semanas mostraron la continuidad de una cierta primaverita financiera motorizada por el blanqueo, que disparó las tenencias en dólares de los bancos y por ende los préstamos en divisas, que permitieron a los exportadores liquidar esos dólares en el mercado oficial. El resultado se vio en una sostenida compra del BCRA y en una estabilización del precio de las divisas financieras, junto con una suba de los bonos que tuvo como contrapartida una baja del riesgo país a mínimos que no se veían desde el día antes de las PASO del 2019.
Pero no todo es rosa: más allá de ese ingreso de dólares de una vez, el blanqueo, las reservas netas están en un negativo de más de USD6.000 millones, según estimaciones de las consultoras 1816 y Epyca. Eso, pese al efecto retardante que la persistente recesión ejerce sobre la demanda de moneda extranjera. Así fue que el Gobierno incumplió (según PPI el Gobierno acumuló USD5.400 M y debía juntar USD8.700 M), aunque se descarta un waiver por la buena disciplina fiscal.
En septiembre, las compras externas dieron un salto extraordinario del 26,7% mensual, motorizado por las importaciones no para fines productivos sino para consumo, que fueron las únicas que no registraron una caída interanual y crecieron un 15%. En ese contexto, y para intentar seguir desacelerando la inflación, el Gobierno oficializó una baja de aranceles para productos como motos, neumáticos, electrodomésticos, café, luminarias LED, plásticos PET y ABS y laicra y poliéster. En la misma semana cambió el esquema importador y lo achicó de 60 días en dos cuotas a 30 días en una cuota.
Desde Ecolatina afirmaron: “La demanda de divisas se tornará creciente producto del nuevo esquema. Luego de un agosto marcando la mayor caída mensual desde el cambio de gestión, en septiembre las importaciones devengadas sin estacionalidad crecieron 27% mensual y alcanzaron el valor más elevado del último año (USD5.700 M). La incógnita se centra en si el Gobierno podrá salir de los controles cambiarios evitando un salto disruptivo del tipo de cambio. En lo que resta del 2024 el panorama en el MULC luce poco alentador a raíz de una demanda creciente de divisas que se solapará con una temporada alta de la liquidación llegando a su fin”.