El Cuerpo de Investigaciones Fiscal, que está detrás de las tareas que impulsaron la detención del camionero Héctor Romero por el supuesto homicidio calificado por alevosía de María Cash, elaboró una línea de tiempo que dio cuenta del recorrido errático que realizó la diseñadora desde que salió desde la terminal de micros del barrio porteño de Retiro hasta que su rastro se esfumó en la provincia de Salta, cuatro días más tarde.
“Ella no tenía real percepción del riesgo, estaba vulnerable, sin las respuestas adecuadas”, reveló un investigador del caso a Infobae. Durante el trayecto que realizó desde el 4 de julio de 2011, cuando salió de Buenos Aires, al día de su desaparición, los testigos la describieron como “desorientada”, “narcotizada” y “con la mirada perdida”.
Incluso, los detectives no pudieron explicar qué era lo que guiaba las decisiones que tomaba al abordar micros y camiones en su camino, ni qué la hizo abandonar su equipaje: una mochila, un bolso y una valija de grandes dimensiones roja. “Si le robaron o perdió dinero es incomprobable, porque no realizó ninguna denuncia sobre esa circunstancia”, detalló la fuente consultada.
Se presume que la valija la habría dejado al llegar a San Salvador de Jujuy, a donde arribó el 6 de julio. La habría dejado en algún lugar de resguardo, para agilizar sus desplazamientos. También pudo haber sido víctima de un hurto o robo, o bien haber asumido una actitud de desapego de sus pertenencias. Una testigo en la terminal dijo que la vio dejar la maleta en la vereda cerca de las 9.40. Cuando el primer camionero que la vio haciendo dedo en la ruta la levantó, a las 12.15, ya no la llevaba.
Ese mismo día, en un taller en el que pidió poder cargar su celular, describieron su visita y declararon que la vieron con su bolso y su mochila, también de color rojo, que habría abandonado horas más tarde en el peaje AUNOR de “Lagunillas” en el ingreso a Salta, en el horario de la noche.
Llamó la atención a los investigadores que al regresar al lugar, dos días más tarde, no haya intentado recuperarlos. Allí llevaba sus documentos, el cargador de su celular y ropa de abrigo.
En ese periodo de tiempo, las temperaturas tocaron por las noches los -2°C. Creen que María iba vestida de la misma manera desde el 5 de julio en adelante.
Paso a paso
La cronología, realizada a través de las declaraciones de personas que la vieron deambular por cuatro provincias del norte argentino (Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero y Salta) también pone de manifiesto el grado de desprotección al que María estaba expuesta.
- El periplo comenzó el 4 de julio a las 19.45, cuando subió al colectivo rumbo a San Salvador de Jujuy.
- Sin embargo, al día siguiente, se bajó en Tucumán y abordó otro micro con destino a la localidad de Rosario de la Frontera, en Salta. Un camionero la llevó a la ciudad de La Banda, en Santiago del Estero, a donde llegó cerca de las 22.30. Un amigo, Juan Pablo Dumon, le compró un pasaje para retomar el viaje a Jujuy y tomar un remís hacia la terminal.
- El 6 de julio se presentó en un taller y pidió poder cargar su celular y un teléfono para llamar a su Dumon. Otro camionero la vio haciendo dedo en el ingreso a la autopista y la trasladó hacia la empresa Molino Pampa Blanca. Poco después, llamó desde un locutorio a su mamá.
- Luego de seis horas es registrada por la cámara del peaje AUNOR, en el ingreso a Salta.
- El 7 de julio ingresó a un hospital, pero se retiró sin ser atendida por los médicos. Según una enfermera, lucía “muy deteriorada”. La vieron tocando timbres en inmediaciones a un convento del macrocentro salteño. Pasaron 16 horas sin registros.
- El 8 de julio fue, quizás, el día en el que su comportamiento fue más errante. A la madrugada tocó la puerta de una casa y solicitó pasar la noche. La dueña se negó. Esa misma mañana apareció en una estación de servicio en Güemes. Un empleado, que la notó sucia, dijo haber visto en tres horarios diferentes, incluso mencionó un episodio en el que una camioneta negra se detuvo y ofreció llevarla, pero María no quiso. La última vez que la observó, notó que se había aseado.
- Antes, la joven, de por entonces 29 años, habló con otro empleado. Ella le dijo: “No me mires, no estoy loca ni estoy perdida”.
- A las 15.10 subió a la camioneta de la familia Causarano. La dejaron en la rotonda de Torzalito.
- A 16, Héctor Romero la vio haciendo dedo y la levantó. Declaró que la dejó a las 16.30 en la gruta de la Difunta Correa, sobre la ruta nacional N°34. En ese punto, se perdió el rastro.
Hoy, 13 años más tarde, el camionero que la vio por última vez es el principal sospechoso del caso.