El sábado pasado, cuando el estruendo del derrumbe de las bolsas todavía no aturdía las noticias, Javier Milei compartió con un interlocutor un diagnóstico sobre las causas y posibles consecuencias del aumento generalizado de aranceles que anunció Donald Trump.
Más allá del contenido, esa recomendación confirma la atención prioritaria que el Presidente le asigna al efecto global de las decisiones tomadas por Estados Unidos y, también, expone cuál es su enfoque sobre este reseteo de las reglas del comercio internacional. En el video que circuló por redes, el economista Ramiro Castiñeira explicó: “Lo que está haciendo Trump es negociar de manera violenta. Obligar a todos a que se sienten en la mesa. Hoy, no dentro de un año”.
Ramiro Castiñeira explica las medidas de Trump (fuente Neura)
La explicación del economista en Neura -el canal que fundó el periodista Alejandro Fantino- plantea que la decisión tomada por Trump tiene fundamentos comerciales, pero sobre todo geopolíticos. Y un destinatario: China y sus prácticas desleales.
Lo cierto es que la violenta suba de aranceles precipitó una ola de pánico que sacude a los mercados globales, dispara una guerra comercial de escala planetaria, deprime los precios de materias primas que vende la Argentina -del petróleo a los granos- y promueve tiempos de mayor inflación y posibles devaluaciones.
Es un combo complicado para una economía como la Argentina, que como parte de las reservas tiene yuanes que están a tiro de una depreciación, que depende del ingreso de divisas que surgen de Vaca Muerta -un yacimiento que precisa de precios internacionales sostenidos para ser sostenible- y principalmente enfrenta el tramo más decisivo y político de la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según pudo confirmar Infobae, en el Gobierno admiten que se vienen días difíciles, de mayor inestabilidad y de un inocultable empeoramiento de indicadores sensibles: del riesgo país, al dólar, de la inflación, a la actividad económica. Son turbulencias inevitables en un mundo convulsionado, pero que toman a la Argentina sin algunas fragilidades, como el gasto público desbocado.
Argentina ya inició, mediante la intervención rápida del canciller Gerardo Werthein, conversaciones con la Casa Blanca. Fue uno de los primeros países que se sentaron a la mesa de negociaciones de la decisiva Secretaría de Comercio que comanda Howard Lutnick. Más allá de los correveidiles que tuvo el viaje a Mar-a-Lago, Milei confirmó en el corazón trumpista su vocación dialoguista y propuso avanzar en un acuerdo inmediato para llevar los aranceles a 0%.
Hay un factor que no puede pasar inadvertido: Milei, además, es presidente pro tempore del Mercosur, un bloque que tiene arancel común del orden del 35% con Estados Unidos y que tuvo un trato menos agresivo por parte de Trump: “apenas” le impuso 10%. Volviendo al diagnóstico de Castiñeira, el bloque se enfrentará ante el dilema de seguir o no el camino argentino.
La ofensiva opositora
Son pruebas que deberá superar el equipo económico y diplomático de Milei, mientras el ala política enfrenta una ofensiva sin cuartel del kirchnerismo en el Congreso, combinados en la calle con los gremios de la CGT y los grupos inorgánicos que promueven la protesta de los jubilados. Envalentonados con la victoria del rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, en Unión por la Patria apuntan a frenar Ficha Limpia y despejar uno de los obstáculos para ser candidata.



En Diputados, el kirchnerismo acordó una agenda estratégica: con el caso $Libra, quieren forzar la interpelación de varios funcionarios, y con el restablecimiento de la moratoria y otros beneficios previsionales, buscan comprometer el equilibrio fiscal.
Es un juego de pinzas que facilitan bloques como Democracia para Siempre de Facundo Manes, Encuentro Federal, de Miguel Pichetto, y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. A cada uno de ellos le debe una afrenta. Mientras tanto, el kirchnerismo acumula pedidos de juicio político.
Lo cierto es que en el Gobierno buscan retomar la iniciativa política y preparan el anuncio del decreto desburocratizador que viene trabajando el ministro Federico Sturzenegger, que incluye la disolución, fusión y reorganización de dependencias de la administración pública central.
Con la tendencia bajista de la inflación en suspenso, la idea en la Casa Rosada es echar mano a la receta de ajuste que se popularizó con la motosierra. Un símbolo que de la mano de Elon Musk adquirió fama internacional.


