Sexto sentido” es una película famosísima de 1996. Protagonizada por Bruce Willis, el film acompaña a un psicólogo en el trato con un paciente, un niño, que dice poder ver gente muerta. Aviso de spoiler: al final el protagonista termina dándose cuenta que él mismo es uno de los que pasaron a mejor vida.
Salvando las distancias, el tiempo que pasó entre la elección del 2023 y la de los legisladores porteños se puede entender como una réplica de esa película: el PRO estuvo “muerto” todo este tiempo, pero no lo sabía. Hasta se puede precisar la fecha de defunción del espacio que fundó Mauricio Macri. Fue en la noche del “Pacto de Acassuso”, en la previa del ballotage, cuando el ex presidente selló una alianza con La Libertad Avanza. A partir de ese momento el resultado estaba escrito.
De hecho, el otrora líder de la centroderecha argentina podría haber hecho algo tan simple como entrar a Google. Ahí se hubiera enterado lo que sucedió en otros países donde triunfaron expresiones de la nueva derecha, como en el Estados Unido de Donald Trump o Brasil de Bolsonaro. La historia en esas dos naciones marca que los emergentes de esta nueva política se terminaron comiendo a absolutamente todo el cuadrante del centro a la derecha. El final estaba escrito, pero Macri y los suyos no lo pudieron ver. “Imposible que eso pase: en el Congreso no tienen los números, van a tener que negociar con nosotros”, me dijo una de las manos derechas del ex Presidente por aquella época. Sobreestimaron su fuerza, y cayeron en uno de los errores que el otrora gurú del espacio, Jaime Durán Barba, advierte como de los más comunes en la política: creer que los votos pertenecen a los dirigentes, y que estos los pueden mover a voluntad. El votante del PRO ya había emigrado a La Libertad Avanza antes del Pacto de Acassuso. Si alguna hendija de supervivencia tenía este partido era escindiéndose de ese lugar, buscando crear algo nuevo. El lugar en el que ellos habían estado, durante casi veinte años, ya había dejado de existir.
De la misma manera en que el final del PRO estaba anticipado, lo que sigue también. De hecho, se empezó a ver ya desde antes de la elección, cuando dirigentes históricos de este espacio dieron el salto a las filas libertarias. Ese camino sólo puede ahora afianzarse. De nuevo, esa es sólo la aparición en la superficie de algo mucho más profundo: el espacio amarillo perdió la conexión con el clima de época. La Libertad Avanza emerge, justamente, de esas cenizas. Ahora Macri podrá ser candidato en las elecciones nacionales de octubre (algo de lo que hasta ahora se resistía), pero, igual que Bruce Willis, se encamina hacia un final que ya está escrito.