Santoro y el sabor agridulce de perder contra Adorni, pero de ganarle a Lospennato

Leandro Santoro salió segundo. Se podría pensar que fue una derrota teniendo en cuenta la expectativa que había con su candidatura, pero no fue así. En una Ciudad donde el peronismo suele estar relegado, el resultado le permitió quedarse con algo concreto: un lugar relevante dentro del ecosistema peronista, teniendo origen radical.

En los días previos había expectativa por su resultado porque la centro derecha llegaba a la elección con varias figuras competitivas: Lospennato, Larreta, Marra. Esa dispersión dejaba abierta una posibilidad para Santoro, que llegaba con un mensaje simple, una campaña cuidada y una lista sin nombres pesados. No hubo fotos con otros dirigentes, ni siquiera con los de su propio espacio. La idea fue mostrarlo solo. Como candidato y con un mensaje claro: apuntar contra un Gobierno nacional “cruel”.

El resultado fue medido, pero sólido. El peronismo sumó dos bancas nuevas en la Legislatura y ganó en seis comunas. Y aunque Adorni quedó primero con diferencia, la presencia territorial del peronismo creció.

El discurso post electoral de Santoro marcó el tono. apunto con el fin de la era del PRO en la Ciudad. Habló de instalar un modelo alternativo al que gobernó los últimos veinte años y planteó una oposición basada en políticas públicas. No hubo ataques, tampoco autocrítica. El foco estuvo puesto en mostrar que existe otra forma de hacer política sin renunciar a las ideas.

El resultado ordena parte del mapa del peronismo en la Ciudad. Después de años de candidaturas sin continuidad, Santoro logró instalar un perfil, ganar visibilidad y construir territorialidad. No es menor en un distrito históricamente adverso.

También deja una estructura armada para lo que viene. En el entorno de Santoro destacan que se hizo una campaña con equipo propio, liderado por Juan Manuel Olmos, el hombre que negoció con Cristina Kirchner el armado electoral local.

Lospennato quedó tercera. Y aunque había expectativa por un crecimiento mayor, su campaña no logró posicionarse como alternativa frente al Gobierno nacional, ni frente a Santoro. Esa fue otra ventaja táctica: mientras el PRO se peleaba con La Libertad Avanza, Santoro logró colarse entre ellos.